La SEP no está haciendo lo que la OCDE pide

  Se dieron a conocer los resultados que obtuvo México en la Prueba PISA y resulta que al país no le fue nada bien. Era algo previsible, sin embargo, ha obligado al secretario de Educación a reconocer que en los últimos años “no hemos visto mejoras significativas” en el desempeño de los estudiantes mexicanos frente […]

 

Se dieron a conocer los resultados que obtuvo México en la Prueba PISA y resulta que al país no le fue nada bien. Era algo previsible, sin embargo, ha obligado al secretario de Educación a reconocer que en los últimos años “no hemos visto mejoras significativas” en el desempeño de los estudiantes mexicanos frente a dicha prueba; pero advirtió que la SEP tiene “una agenda clara para transformar a educación”. Conocer los resultados y ver la reacción de las autoridades educativas nos deja claras dos cosas: primera, que de acuerdo a los criterios de la OCDE el país no está formando el tipo de personas que requiere la era del capitalismo globalizado; y, segundo, que la SEP reconoce abiertamente que todo lo que hace está regido por los estándares diseñados en otras partes, no de acuerdo a la realidad mexicana.

Recuérdese que la prueba PISA (son las siglas de su nombre en inglés: Programme for International Student Assessment) es un instrumento diseñado por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) y México lo aplica porque es parte de sus obligaciones como país miembro de ese organismo. Hace 22 años que se publicó el decreto mediante el cual el Estado mexicano se incorporó a esa organización, que actualmente agrupa a más de 30 países del mundo, básicamente de Europa, América y Asia.

Como se sabe, el propósito de esa organización es orientar las políticas públicas de sus países miembros, para conseguir que ellos tengan los resultados esperados de su participación en la economía global. La OCDE se presenta a sí misma en su sitio Web como un organismo que mide “la productividad y los flujos globales del comercio e inversión”, además de fijar “estándares internacionales dentro de un amplio rango de temas de políticas públicas”.

En lo que hace a las políticas públicas en materia de educación, la OCDE tiene la convicción de que sus países miembros deben asegurarse de que sus escuelas desarrollen en los estudiantes “las habilidades necesarias para participar plenamente en la sociedad”. Claro que la sociedad a la que se refieren no es otra sino la del capitalismo globalizado, y las habilidades es lo que se conoce ahora como “competencias”. En pocas palabras, para la OCDE queda claro lo que los estudiantes deben aprender y con base en ello es que diseñaron la famosa prueba PISA: recuperar y procesar información a través de la lectura, ser capaz de realizar deducciones con entes abstractos (como los números) y utilizar el conocimiento científico para tomar decisiones.

Lectura, Matemáticas y Ciencias es lo que mide la prueba PISA y ha calificado al sistema educativo mexicano como no apto para capacitar a sus estudiantes en las “competencias” de esos ámbitos. Desde luego, eso no quiere decir que los chicos evaluados sean tontos, retrasados, incapaces o algo por el estilo; significa que la OCDE les ve menos posibilidades de “encajar” en el sistema-mundo actual. Lo que estos resultados de la prueba PISA revelan es que esos estudiantes, en lo general, no pueden incorporarse a la vida productiva de manera funcional, que no se les podrá emplear de manera armoniosa en las estructuras productivas e institucionales, extrayendo de ellos el mayor rendimiento.

Como puede apreciarse, no hay detrás de los estándares educativos de la OCDE la preocupación por el perfeccionamiento humano, por la felicidad, la libertad, la belleza, la realización o desarrollo de cada individuo. Más bien está expresada nítidamente una función asignada al sistema educativo en nuestros días: administrar la carrera de los sujetos, dándoles acceso al sistema o dejándolos fuera el mismo, a través de la capacitación para el trabajo. Así, pues dice la OCDE que nuestra SEP no está haciendo lo que le pide: formar sujetos que tengan cabida en el sistema. ¿Eso es bueno o malo? Es materia de otro debate.