México se encuentra entre los 13 países con mayor riesgo de sufrir aumentos sustanciales de actividad terrorista, alertó el Institute for Economics and Peace (IEP) en su reporte Índice de Terrorismo Global 2014.
El resto de la lista lo integran Angola, Bangladesh, Burundi, República Central Africana, Costa de Marfil, Etiopia, Irán, Israel, Malí, Myanmar, Sri Lanka y Uganda.
"Los resultados de este informe también son útiles para evaluar los riesgos de futuros ataques terroristas en países en los que actualmente hay bajos niveles de actividad", puntualiza el informe.
El documento mide el impacto del terrorismo en 162 países de acuerdo con el número de ataques, muertes, lesiones y daños a infraestructura.
En total, en 2013 se registraron en el país cuatro ataques terrorista que dejaron un saldo de 40 muertos.
Con ello, México fue después de Turquía, el socio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con mayor número de víctimas mortales por terrorismo durante el año pasado, por delante de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, quienes se encuentran bajo la amenaza latente del fundamentalismo islámico.
En la región de América Latina, México es, después de Colombia, el país con mayor riesgo de sufrir un ataque terrorista, con 4.66 puntos sobre 10, y a nivel mundial figura en la posición 32 de una lista de riesgo que encabezan Irak, Afganistán y Pakistán, por ese orden.
Del otro lado de la balanza, los países con menor riesgo son Zambia, Vietnam y Uruguay.
El documento resalta la actividad en México de "Individualidades tendiendo a lo salvaje", un grupo anarquista y ecoterrorista que se opone a la nanotecnología.
La organización se adjudicó la explosión de las oficinas de Pemex que se cobraron la vida de 33 personas en enero de 2013 y el asesinato del investigador de biotecnología Ernesto Méndez Salinas en 2011.
"Son el cuarto grupo terrorista más mortífero en la OCDE de los últimos cinco años de ser responsables de ambos ataques", detalló el documento.
El IEP, con oficinas en Nueva York y Sídney, precisa que no clasifica de terrorismo las muertes ocasionadas por la guerra contra las drogas, porque son perpetradas por agrupaciones criminales sin definición política u objetivos ideológicos.
El documento recomienda estrategias policiacas y de lucha contra el terrorismo como medidas de corto plazo para contener altos índices de violencia en actos inesperados o altamente concurridos.
"Sin embargo, un enfoque a largo plazo es esencial. Las prioridades a largo plazo incluyen la necesidad de atender las quejas del grupo, el fin a los brutales abusos físicos cometidos por el Estado y la mejora del acceso a la justicia y el Estado de derecho", señala el reporte.
(Reforma)