¿Ombudsman “vale gorro”?

La semana pasada, en un diario de circulación nacional que tiene una edición estatal, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) apareció concediendo una entrevista poco afortunada. El título de la misma es: “Me vale gorro lo que digan: Jorge Olvera”. Puede señalarse que el formato dado por dicho […]

La semana pasada, en un diario de circulación nacional que tiene una edición estatal, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) apareció concediendo una entrevista poco afortunada. El título de la misma es: “Me vale gorro lo que digan: Jorge Olvera”.

Puede señalarse que el formato dado por dicho medio a su sección de entrevistas es lo que impregna el contenido que en ella se incluyó, pero en el caso de quien es responsable de velar por el respeto a los derechos humanos en el Estado de México era más conveniente no haberla concedido. Legalmente es un requisito para presidir la Codhem “gozar de buena fama pública” (Artículo 17, fracción 5 de la Ley de la Codhem), pero la misma se construye (o se derrumba) con acciones y dichos. Socráticamente puede decirse que se alcanza la buena reputación “esforzándote en ser lo que quieres parecer”. ¿Quiere parecer el ombudsperson mexiquense alguien “vale gorro”? ¿Y así conduce su actuar?

En este mismo espacio hemos puesto atención al rumbo que tiene actualmente la Codhem, porque nos parece que es un tema central: somos la entidad número uno en incidencia delictiva, también tenemos el primer lugar en feminicidios y el segundo en personas desaparecidas. Vaya, en nuestra entidad no hay un clima favorable para el ejercicio de los derechos básicos. Pero es claro que la Codhem ha devenido a un pobre y declinante desempeño: no sólo desde que la preside el señor Olvera ha disminuido el promedio anual de quejas tramitadas, sino que ha reducido en aproximadamente 80% el número de Recomendaciones que emite en un año: en 2016 fueron 28, en 2017 se presentaron 35 y en 2018 sólo 9 (este último año es el que corresponde plenamente al actual Comisionado). 

Y, lo más grave aún, es que apenas hace un par de meses la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) tuvo que enmendarle la plana en un caso y emitió una Recomendación dirigida al gobernador y al propio ombudsman mexiquense (la Recomendación CNDH 57/2018) en la que, en pocas palabras, le dice que la Codhem no hace bien su trabajo.

El hecho no fue muy conocido, pero es muy significativo: se trata de una queja presentada por una madre de familia que sufrió maltrato físico (estando embarazada), acoso laboral e impedimento para amamantar a su hijo recién nacido en su centro de trabajo, que era una clínica de salud en Ciudad Nezahualcóyotl. Dicha queja la recibió la Codhem en agosto del año 2017,  pero buscó una “conciliación” y consiguió únicamente “revictimizarla”, según dice la CNDH en su Recomendación: “…esta Comisión Nacional encuentra que el procedimiento de mediación que llevó a cabo la Comisión Estatal no fue adecuado, no consideró la situación en la que (la mujer) se encontraba, ni tampoco fue realizado con perspectiva de género y produjo su revictimización”.

Cabe señalar que el mencionado expediente de queja que tramitó la Codhem terminó siendo cerrado porque dicha institución decidió (tras buscar la mediación que revictimizó a la quejosa) que no era competente para seguir investigándolo, pues se trataba de un “asunto laboral”. Pero el documento de la CNDH hace aseveraciones importantes respecto a la manera en que se trabaja en la Codhem que preside Olvera García: “la Comisión Nacional estima que la determinación de no competencia tiene íntima relación con la inadecuada valoración del contenido de los elementos de convicción con los que contaba la Comisión Estatal”. 

La CNDH dice que la Comisión Estatal contaba con los elementos suficientes para estimar que en dicho caso existían presuntas violaciones a los derechos humanos: 1) conocía de diversos actos que pudieran constituir hostigamiento; 2) conocía que presumiblemente a la quejosa no se le había permitido ejercer su derecho a la lactancia (que incluye los derechos de la niñez); y 3) pudo conocer que estos actos en su conjunto constituirían una forma de violencia contra las mujeres.

Así, pues, la CNDH tuvo que intervenir para hacer que se reparara el daño a la víctima, que se tomaran medidas para que no se vuelvan a repetir este tipo de casos, para dar cursos al personal de los centros de salud y, de paso, para recordarle a la Codhem que debe “garantizar que en las quejas que reciba y tramite, en que se desprenda que pueden existir violaciones a los derechos humanos de las mujeres por violencia de género en su contra, y en particular en aquellos casos que se lleven a cabo dentro del ámbito laboral, deberá llevar a cabo sus investigaciones con perspectiva de género”. Específicamente le recomendó “revisar la forma en la que se están llevando a cabo los procedimientos de mediación” para evitar el proceso revictimizante”.

Este caso concluyó con la Recomendación de la CNDH debido a que la víctima no estuvo conforme con la actuación de la Codhem y pidió que la primera retomara el caso, pero a partir de ello se vuelve pertinente preguntar ¿cuántos de los miles de casos que la Codhem concluye sin emitir Recomendaciones también adolecen de una “inadecuada valoración” de su contenido pero los quejosos se decepcionan y no se inconforman?

En la entrevista de marras se define al titular de la Codhem como “abogado de profesión, amante de la música latinoamericana, de la poesía, el teatro, el deporte, la lectura y la escritura”, con lo cual queda claro que la defensa de los derechos humanos no es algo que sienta propio. Pero, bueno, ¿será mucho pedir que ya que se encuentra al frente de la institución defensora de los derechos humanos de los mexiquenses la dignificara? Mario Benedetti –uno de sus escritores favoritos, según confiesa en la misma entrevista– decía: “a veces es necesario un poco de humildad para seguir al pie del cañón”. Ser humilde es una virtud que consiste en conocer las limitaciones y debilidades propias, obrando en correspondencia con dicho conocimiento. Alguien que sabe lo que es y obra con humildad no puede referirse a la opinión de los otros con la expresión “a mi me vale gorro”.