Sin embargo, las campañas

Toluca, México; 24 de mayo de 2018. No es un día normal en la capital mexiquense. El ambiente huele a esquites mezclado con el humo del tabaco, y aquí y allá personas, familias, parejas y acarreados se dirigen al corazón de Toluca, en donde arrancarán las campañas de estulticias a las 0:00, en la hora […]

Toluca, México; 24 de mayo de 2018. No es un día normal en la capital mexiquense. El ambiente huele a esquites mezclado con el humo del tabaco, y aquí y allá personas, familias, parejas y acarreados se dirigen al corazón de Toluca, en donde arrancarán las campañas de estulticias a las 0:00, en la hora de los aquelarres.

Lerdo, Juárez, Hidalgo, Bravo, Independencia, 5 de Febrero y el Andador Constitución. Son las 23:00 y no obstante la hora el ritmo de la ciudad asemeja ser tres horas antes, el movimiento de personas que van de aquí a allá, de los colegas del gremio periodístico que buscan la mejor toma, el mejor momento, “la nota”, da vida a Toluca, una ciudad que muere a las 20:00 horas y que siempre ha sido fría, callada, aletargada, conservadora.

El primer minuto del jueves 24 de mayo fue el día fijado por el Instituto Electoral del Estado de México para que los políticos locales, la crema y nata del poder mexiquense, iniciaran la cruzada del voto, y todos los candidatos a la alcaldía de Toluca realizaron su primer evento en el corazón del Estado de México.

Aquí y allá había camiones que transportaban el equipo de sonido que amplificaría las voces de los que buscan llegar a la presidencia toluqueña, los que transportaban la madera y los armazones de los templetes en donde estarían los candidatos para emitir su mensaje a los ciudadanos.

Globos, confeti, murgas, timbales, tarolas, serpentinas, gorras y playeras de los candidatos, chamarras con los colores y símbolos de los partidos para resguardarse del frío moderado del verano toluqueño, pancartas de los candidatos a Ayuntamientos y diputaciones locales, todo conformaba el color de lo que asemejaba más un partido entre el Toluca y el Puebla que un evento político en la quinta ciudad más grande del país.

El reloj marcaba las 23:30, el tiempo avanzaba. En el Andador Constitución se montó un pequeño templete en donde el abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia, Juan Rodolfo Sánchez, quien ya gobernó Toluca de 2006 a 2009 arropado en ese entonces por el PAN, emitiría un pequeño mensaje a la gente que se dio cita a un costado del templo de la Santa Veracruz.

Los periodistas prefieren a Juanro, o mejor, prefieren cubrir el evento de Morena. La gente acude esperando oír a la maestra Delfina, quien acompañará, junto con Horacio Duarte e Higinio Martínez, la cúpula del GAP, a quien escogieron para ser el edil de la capital mexiquense.

La mayoría de las personas son de Morena. Unas pocas chamarras del derechista Partido Encuentro Social, que no encaja del todo en esta alianza de partidos de izquierda; no obstante el pragmatismo venció a la ideología, y la alianza fue concertada desde las campañas federales que iniciaron el Viernes santo.

“Es un honor estar con Obrador”. Las palabras que son como el himno de los militantes y seguidores de Morena, un partido que sería nada sin la figura del tres veces candidato a la presidencia del país, comienza a sonar en el Andador Constitución.

López Obrador es Morena, y Morena es López Obrador. En esto, Juan Rodolfo lleva ventaja sobre sus tres principales contendientes, Gerardo Pliego y Fernando Zamora. Su campaña inició el Viernes Santo, el penúltimo día del tercer mes de este año, y por mes y medio AMLO ha trabajado por él.

 

Porque muchos ciudadanos no votarán por él, votarán por Andrés Manuel López Obrador, y “entre las patas” se llevarán a Juan Rodolfo, a Delfina, a Higinio, a Miroslava, a América Rivera, a Mónica Álvarez Nemer, y a ella le perdonarán ser pariente del líder estatal del PRI, sólo porque es abanderada del partido de Andrés Manuel. El “Peje” está haciendo la campaña por todos ellos y por muchos otros que su mejor estrategia sería permanecer enclaustrados los 35 días de proselitismo y que AMLO haga el trabajo por ellos.

Y al son de la murga entra Juanro, entre la multitud, como el campeón de la justicia representante de Andrés Manuel López Obrador, figura mesiánica, el cuasi héroe de muchos y enemigo de otros, a unos 5 minutos de que inicie formalmente la campaña local.

Juan Rodolfo, a quien se le recuerda por haber mandado a los comerciantes del Mercado Juárez allá al norte, a la zona de su rival Fernando Zamora, a un predio de la colonia Aviación Autopan, llega dispuesto a emitir su mensaje para iniciar la cruzada del convencimiento.

No llega solo. Acude arropado de los terratenientes de Andrés Manuel en el Estado de México: Horacio Duarte, sobrio, con sus gafas y zapatos negros como el cielo toluqueño, brazo derecho de López Obrador en la entidad; Delfina, la carismática maestra que estuvo a nada de arrebatarle al PRI su bastión más fuerte en las elecciones pasadas; y el oscuro Higinio, el líder del GAP, viejo lobo de mar que su experiencia llevó a Morena a posicionarse como la primera fuerza política en las elecciones pasadas. La “trinidad” de Morena arropa a Juan Rodolfo.

En el otro lado del cuadrilátero político, a una cuadra de distancia, el rival a vencer de Sánchez Gómez también alista su evento. El profe Zamora, el actual presidente municipal con licencia, convocó a una multitud enorme para iniciar con pie derecho la pelea electoral.

El músculo del PRI se dejó sentir con toda su fuerza en la Plaza González Arratia. Ahí, la multitud, entre un ligero olor a solvente, quintuplicaba, mínimo, el evento de Sánchez Gómez de una cuadra atrás.

El Partido Revolucionario Institucional parece que da por perdida la elección nacional, en donde su abanderado José Antonio Meade parece que no superará a Ricardo Anaya y dejará al partido en el tercer lugar de las elecciones, y el PRI está apostando todo a los comicios locales.

Un grupo de 60 personas frente al Teatro Morelos, traídas a todas luces motivadas por algunas dádivas, vitorean a Fernando Zamora, quien se encuentra frente a la González Arratia, en los nuevos portales, emitiendo un discurso ante cientos de militantes que esperan que sean las 0:00 horas para oír las propuestas de gobierno que tiene para la capital del estado, pues tres años para él no son suficientes para dar resultados.

La fuerza del PRI mexiquense está en Martha Hilda, en María Elena Barrera, en Olga Esquivel, en Ernesto Nemer, quienes han cerrado filas y se han fijado como meta mantener los bastiones del Estado de México en una elección que vislumbra derrota en muchos estados, diputaciones y alcaldías en todo el país.

Diez minutos para las doce, y el tiempo sigue… Por la calle de Bravo llega en una camioneta negra el líder del PRI en el Estado de México, Ernesto Nemer, acompañado de algunos familiares y escoltado por seguridad que disimula muy bien su función. Arrogante, con semblante adusto que sólo cambia por una ligera sonrisa cuando algún militante le solicita una foto, click y vuelve el mismo semblante.

Su paso es apresurado, sobre el estacionamiento de la González Arratia, se dirige hacia el restaurante Café con Leche, donde afuera del establecimiento Martha Hilda y Fernando lo esperan para iniciar juntos la pequeña caminata hacia el quisco de la plaza.

Ahí hay mil personas, por lo menos, sentados esperando la misma perorata de siempre, el mismo discurso que promete lo mismo, cada tres años, el que busca la conciencia del ciudadano con la promesa del “ahora sí”.

El Profe inicia su discurso: “Se trata de ir a buscar a nuestros simpatizantes a sus casas, trabajos y negocios para que nos confirmen su confianza y su voluntad de apoyarnos. El indicador de nuestro desempeño será el desgaste de las suelas de nuestros zapatos”.

Demagogia pura del siglo XX adaptada al XXI. Perorata pastosa en la que Zamora indica sus principales ejes de gobierno: “cámaras de videovigilancia en cada colonia, tres patrullas en cada colonia, 15 mil luminarias más en todas las calles, pavimentación de tres mil calles más, y becas para jóvenes estudiantes”.

Las mismas propuestas de hace tres años, el mismo enfoque, los mismos rostros, las mismas tortas, los mismos globos, el mismo confeti, los mismos halagos. Queda claro que Zamora representa tres años más de lo mismo.

Tiempo. El tiempo sigue su curso. De pasada “nomás” entre el Andador Constitución y la González Arratia, frente al inmueble sobrio y hermoso del siglo XIX del Ayuntamiento de Toluca, se encuentran 20 personas. ¿Quiénes son? Hay una mesa, cartulinas rosas y todos vestidos de traje hablan a lo bajo sobre quién sabe qué.

El Partido Vía Radical, el dirigido por Irak Vargas, inició su campaña, mucha más sobria y mesurada, en el centro de Toluca. Ahí está el empresario Abelardo Gorostieta, experto en coaching pero con poca experiencia en el ámbito político, quien el año pasado buscó la gubernatura mexiquense como independiente y ahora la alcaldía de Toluca como militante partidista.

Los mejores vestidos de la noche, sin duda, son los de Vía Radical. Mocasines negros, traje, vestidura sobria y el perfume que huele por todo Independencia. Ahí está el pequeño partido local y ahí se quedará. Abelardo, sin duda, va de relleno a las boletas.

A 300 metros, inicia discurso Delfina. “Vamos requetebién”, menciona la ex alcaldesa de Texcoco, la frase que la catapultó en el corazón de miles de mexiquenses, que se identificaron con ella por su bajo perfil, su lenguaje coloquial y su carisma. En el templete del Andador Constitución, criticó a Zamora por el estado de la ciudad, y, una vez más, trajo a colación el nombre de Andrés Manuel para jalar el voto de los ahí presentes.

Ante la mirada calculadora de Higinio Martínez, quien, como líder de orquesta, no habló que pero estuvo al pendiente de todo lo dicho, Horacio Duarte también tomó micrófono para emitir un discurso vacío, en el que llamaba a emitir el voto a Juan Rodolfo, a defender las casillas de posibles fraudes o incidentes durante la campaña, y en el que exhortó a Del Mazo a “quedarse callado y dentro del Palacio (de Gobierno)”.

Después, Juanro. “Para el pueblo de Toluca y el pueblo de México ha llegado el día de la justicia”. Así inició el ex panista. Por diez minutos, Juan Rodolfo descalificó la administración de Fernando, e indicó que en su segundo gobierno enfocará sus esfuerzos a la seguridad, al combate del crimen y a la disminución de la incidencia de violencia en Toluca.

Envalentonado por la cúpula del GAP, calificó a los mítines de Gerardo Pliego y Fernando Zamora de “eventos charritos”, e indicó que la coacción y la obligación fueron las causas de que la gente acudiera a esos eventos.

Pliego, el diputado local a quien la coalición Por el Estado de México al Frente eligió para ser su candidato, decidió hacer su mitin un kilómetro más al sur de sus principales rivales, en el Águila de Colón y Venustiano Carranza.

Los militantes escucharon atentamente las incipientes propuestas que Gerardo dijo. Pocas, pues centró su esfuerzo en descalificar la administración del profesor Zamora, a quien culpó por los problemas de inseguridad en la capital mexiquense, tema que señaló como el principal problema de la ciudad.

Pliego se ciñó a la movilidad sustentable, el uso de la tecnología y el cuidado al medio ambiente, temas de la agenda de Anaya y replicados también en varias ocasiones por los hermanos Medina Peralta y sus allegados políticos.

Ahí estaba Esmeralda de Luna con su gremio mercantil y Mario Medina y sus millenials pro ambientalistas, los dos candidatos a las diputaciones locales de Toluca. En un ambiente muy poco animado los ciudadanos, acarreados y militantes de PRD, PAN y Movimiento Ciudadano escucharon, por más de media hora, las pocas propuestas y mucha demagogia de Pliego Santana.

Al final, todos nos retiramos con un sabor amargo en la boca y con una frustración de que los candidatos vean a la sociedad como una estadística más para llegar al poder y no como seres humanos con el anhelo de vivir en una ciudad, estado y país mejor.