Un debate que no fue debate

Un debate que no fue debate
Difícilmente lo planteado servirá para cambiar el actual estado de cosas

La expectativa generada en torno al segundo debate entre las candidatas a la gubernatura del Estado de México se vio reflejada en el interés de los medios de comunicación de cobertura nacional.

Algunos organizaron foros de discusión previa y otros mesas de análisis posteriores. Sin embargo, todos coincidieron en que el debate sirvió para generar algunas propuestas que implicaron los «qué», pero no aterrizaron en los «cómo». El formato rígido, en consecuencia, no favoreció el debate de ideas.

Difícilmente lo planteado servirá para cambiar el actual estado de cosas. En ese sentido, el resultado favorece a quien, según la inmensa mayoría de los sondeos de opinión, ocupa el primer lugar, pero se debe tener presente que el único resultado que contará será el del 4 de junio.

El horario no podía ser más desafortunado en términos de audiencia, al coincidir con diversos eventos deportivos. Lamentablemente, no se consideró conveniente su reprogramación, a pesar de la importancia de la elección para la ciudadanía.

No hubo confrontación de ideas, la audiencia fue pobre; el resultado es un debate que no fue debate, que no cambiará mucho las cosas. De aquí en adelante, solo resta la movilización el día de la elección, ya sea voluntaria o inducida.

La amenaza de que la elección termine en tribunales es latente; eso sería un escenario que despertaría la suspicacia y no abonaría a la gobernabilidad. Lamentable posibilidad que se decidiera en el poder judicial lo que no se ganará en las urnas.

Es predecible que arrecie la guerra sucia, sobre todo en las redes sociales, una arena donde se perciben ausentes las diversas institucionales electorales. Esperemos que ese ambiente no trascienda a las calles, donde las pasiones podrían desbordarse.

Restando 12 días de campaña y 16 para el día de la elección, de un lado se transmitió fiesta, en el otro pesimismo y caras largas. La mejor conclusión de este proceso será la que exprese la ciudadanía. Si toma en sus manos las riendas de su futuro será un parteaguas en la historia de una entidad y quizá del país.