El cambio será obra de los ciudadanos, no de los partidos

El cambio será obra de los ciudadanos, no de los partidos
Es de enorme interés público visibilizar la negociación de los partidos del presupuesto 2023 del Estado de México

Elegir bien es el verdadero reto para los ciudadanos mexiquenses en 2023. Darse el mejor de los gobiernos, ese es el desafío. Una y otra vez los electores se han desilusionado de las votaciones al grado de casi perder las esperanzas de cambio. La calidad del proceso históricamente ha sido mediocre y vicioso. Elecciones enteramente libres y limpias es el primer paso; votar de manera consciente y bien informado, el segundo; y tercero, que los votos se cuenten bien. El cambio será obra de los ciudadanos, no de los partidos.

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La experiencia adquirida amplía las posibilidades de evitar el fallo. El pueblo no debe olvidar el 2000. Aprender de aquella amarga lección es fundamental. El malestar social sacó al PRI de Los Pinos, pero sentó a un deschavetado panista como Fox, que resultó peor. La negra noche del calderonismo que ascendió en 2006 fue todavía peor. Fue tal el dolor y la decepción que propició en buena medida el retorno del PRI con Peña y los insaciables. Para el 2023, en el Estado de México el riesgo de equivocación es grande.

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La historia reciente también nos ha enseñado que ganar las elecciones no necesariamente significa ganar el poder. Para el caso del Estado de México es lo mismo. Podrá cambiar de signo el Poder Ejecutivo, pero los poderes Legislativos y Judicial serán los mismos, al menos por un par de años más. La misma iglesia, los mismos empresarios, medios de comunicación, sindicatos, por enumerar solo unos cuantos de los poderes fácticos o grupos de presión. Es cándido, por no decir que tonto, pensar que todo será diferente a partir del 16 de septiembre del 2023. Llevará años lograrlo, quizá décadas.

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Es de enorme interés público visibilizar la negociación de los partidos del presupuesto 2023 del Estado de México. Los dos grandes bloques organizados al interior de la LXI Legislatura –por un lado, PRI, PAN, PRD, MC y, por el otro, MORENA, PT, PVEM y Nueva Alianza– deberían, en su calidad de representantes populares, mínimamente salir a consultar a la gente en sus distritos. Esa es una forma de empezar a cambiar, para qué esperar hasta las elecciones.

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En política, los acuerdos no son asunto de simpatías o afectos; son ideas, ideales o intereses. Cada que la izquierda –cualquier cosa que se entienda por eso en la cosmogonía política mexiquense– ha tenido posibilidades de ganar la elección de gobernador, lo echa a perder. Siempre se divide o se vende. Nunca, como ahora, ha tenido tan clara la oportunidad de ganar y quizá eso incentive a que no se cometan más tarugadas o se imponga el desvarío de la codicia, por lo que suena y brilla. No se olvida 1999.