Entierra el dólar la nación de Peña Nieto

Toluca, México; 2 de junio de 2018. La economía mexicana se basa en el libre mercado, en la exportación de manufacturas y en la incentivación de capital extranjero para el funcionamiento macroeconómico. Es la primera economía de Hispanoamérica, la segunda de América Latina (por detrás de Brasil), y la tercera del continente respecto al PIB […]

Toluca, México; 2 de junio de 2018. La economía mexicana se basa en el libre mercado, en la exportación de manufacturas y en la incentivación de capital extranjero para el funcionamiento macroeconómico. Es la primera economía de Hispanoamérica, la segunda de América Latina (por detrás de Brasil), y la tercera del continente respecto al PIB por Paridad de Poder Adquisitivo (después de Estados Unidos y Brasil).

El Producto Interno Bruto de México es de 1 billón 114 mil 700 millones de dólares, lo que la convierte en la décimo tercera más grande del mundo, por arriba de países como Austria, Bélgica o Portugal.

No obstante, a pesar de que México tiene una estabilidad macroeconómica, y que sus tasas de inflación son relativamente bajas, el país tiene una brecha en la distribución de la riqueza bastante amplia. Hay muchas desigualdades entre los estados del norte y los del sur, y entre las zonas urbanas y rurales. En el país hay 53.4 millones de pobres, el 43.6 por ciento de la población, de acuerdo con el portal Forbes.

Uno de los indicadores de la salud de una economía es el tipo de cambio. Esto es una referencia que utilizan las instituciones bancarias a nivel mundial y los gobiernos de los países para conocer el número de unidades de la moneda nacional que se necesitan para adquirir una moneda extranjera.

Generalmente, las monedas más fuertes son utilizadas por los empresarios para realizar inversiones o generar capital, de acuerdo con las tasas de interés de cada economía. En este tenor, el dólar estadounidense, el euro y la libra esterlina son los más usados dentro del sistema económico mundial para hacer negocios.

Desde el inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, el valor del dólar ha aumentado un 57.75 por ciento, pues en diciembre del 2012 el billete verde se cotizaba en 12.97 pesos y actualmente su precio es de 20.46 pesos.

La evolución en el precio del dólar ha aumentado a pesar de que, en el discurso de aprobación de las reformas estructurales de Peña, en concreto la energética y la hacendaria, el gobierno federal informó a los cuatro vientos que las medidas políticas generarían más empleo, bajarían el costo de la luz e hidrocarburos y habría más inversión extranjera en el país.

No obstante los números negativos de Peña, fue en la administración de Ernesto Zedillo cuando se depreció el peso en un 174 por ciento. Cuando inició su sexenio, en 1994, un dólar valía 3.44 pesos, y al final de su gestión, en 2000, el precio del billete verde era de 9.45 pesos.

Durante el mandato de Vicente Fox, el peso se depreció un 16.81 por ciento, al pasar de 9.4 pesos por dólar en 2000 a 10.98 pesos por unidad en 2006.

Cuando arribó Felipe Calderón a la presidencia de México, el billete verde valía 10.94 pesos, y al final de su administración pasó a 12.94 pesos. La moneda mexicana se depreció un 18.28 por ciento.

El arribo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos elevó aún más el precio del dólar, pues una de sus promesas de campaña fue la construcción de un muro entre ambos países y la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, situación que creó incertidumbre entre los inversionistas y ocasionó el derrumbe del valor de la moneda de México respecto a la estadounidense.

Casi de inmediato el gobierno de Estados Unidos inició las negociaciones del TLC, y puso sobre la mesa los temas que consideró prioridad para la estabilidad de su economía: las reglas de origen para la industria automotriz (que un porcentaje de las piezas con las que se ensamblan los automóviles sean hechas en ese país), la cláusula de terminación automática del tratado dependiendo de los intereses estadounidenses, y la resolución de las disputados en tribunales de ese país.

Con estos temas como prioridad para los Estados Unidos iniciaron las negociaciones, las que se han alargado más tiempo del planeado y han escalado hasta el punto de que el pasado 31 de mayo los gobiernos estadounidense y mexicano impusieron aranceles a algunas manufacturas y alimentos de ambos países, específicamente al acero y al aluminio.

La guerra comercial desató, de inmediato, incertidumbre en los mercados financieros, y el peso sufrió. El primero de junio las instituciones financieras del país vendían el billete verde en $20.46, y para el segundo día del mes el precio no varió.

Pero, ¿cómo afecta la variación del tipo de cambio a la economía mexicana? El aumento del valor del dólar afecta principalmente a las empresas que importan bienes, servicios, infraestructura o insumos del extranjero, o a las que tienen su deuda en dólares estadounidenses.

Las primeras ven mermada su capacidad de generar capital. Al importar los productos del extranjero, las empresas pagan en dólares. Si esta moneda vale cada día más, los empresarios tendrán que gastar más dinero en adquirir los bienes materiales.

Al vender la manufactura en el mercado interno, elevan los precios para mantener la misma ganancia que la que tenían antes de la depreciación de la moneda mexicana. Esto genera inflación, que es el aumento del precio de los productos sin que se incremente el monto del salario de los trabajadores.

Si una empresa tiene deudas en dólares, al depreciarse el peso su déficit aumenta, a pesar de no haber adquirido nuevos préstamos con instituciones bancarias. Si a esto le sumamos que la empresa importa insumos del exterior, tenemos un escenario muy precario de las finanzas de las empresas mexicanas.

No obstante, hay algunas empresas que se benefician de la depreciación del peso. Aquellas que se dedican a la exportación de productos no procesados o manufacturados tienen un margen mayor de ganancia, pues al vender en dólares y hacer la conversión a pesos mexicanos generan más capital y aumentan los volúmenes de exportación.

La industria del turismo también se beneficia con la depreciación del peso, debido a que los precios del mercado mexicano son menores a los de países desarrollados. Por lo anterior, mientras que el peso se deprecia y adquiere valor el dólar, los turistas pueden comprar más dinero nacional con menos dólares, lo que genera mayor derrama económica en las zonas turísticas.

Sin embargo, los beneficios son muy precarios en el país, debido a que la desigualdad en la distribución de la renta ha polarizado a ricos y pobres en México.

La depreciación de la moneda nacional respecto al dólar, la inestabilidad política y las restricciones al libre comercio pueden generar incertidumbre entre los empresarios.

Ante este panorama, la inversión en México puede estancarse o disminuir y, aunado al aumento del valor del dólar, se elevarían los precios de los productos básicos no así los salarios, lo que generaría inflación y un clima adverso de la economía mexicana.