LA TEORÍA DEL CAOS

Sucesión en la UAEMéx: el fantasma de los fraudes El Iconoclasta Sancho Escribano Lo que parecía una transición tersa en la Universidad Autónoma del Estado de México se complicó pues, por supuesto, la decisión de quién será el próximo rector no está en manos de los universitarios, ni siquiera de Jorge Olvera. La renuncia de […]

Sucesión en la UAEMéx: el fantasma de los fraudes

El Iconoclasta Sancho Escribano

Lo que parecía una transición tersa en la Universidad Autónoma del Estado de México se complicó pues, por supuesto, la decisión de quién será el próximo rector no está en manos de los universitarios, ni siquiera de Jorge Olvera.

La renuncia de Alfredo Barrera Baca a la Secretaría de Docencia despertó la suspicacia de que es el ungido, pero no es tan simple: la decisión ya fue tomada en otro recinto –que no es precisamente el universitario–, pero la temeridad del propio Barrera, al asomarse sin la bendición institucional, le puede dar algunos dividendos.

Un psicólogo de origen, con estudios doctorales en filosofía y educación, le está apretando la agenda al que manda en la UAEMéx. Está por demás señalarlo, pero aún continúa el “aleteo del huracán” de los escándalos financieros, cuyos protagonistas, detenidos o no –hasta ahora–, sólo dejan ver la punta del iceberg.

Como se recuerda –y se documentó en diversos medios–, recursos aportados por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) a las universidades de Morelos y del Estado de México, en 2013, fueron destinados a cuentas bancarias de proveedores sin perfil que, junto con las universidades, reportaron de manera ficticia la prestación de servicios, simulando operaciones por más de 440 millones de pesos, que supuestamente serían destinados al desarrollo de acciones derivadas de programas federales.

Esto fue parte de lo que reportó el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2013, realizado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en los documentos de auditoría números 0245, 0246 y 1426. A ello se suma el caso de Hugo Manuel del Pozzo, exfuncionario de la UAEMéx, que fue detenido en días recientes y que, junto con Enrique Fichtl (ya también detenido), presuntamente incumplió un contrato de servicios de cómputo firmado con la Secretaría de Finanzas del gobierno de Oaxaca.

Pero la cadena tiene más indeseables eslabones. El fraude generado con la caja de ahorro del sindicato de trabajadores administrativos de la universidad –que, de acuerdo con versiones periodísticas, ascendió a más de 100 millones de pesos, en perjuicio de integrantes del Sindicato Único de Trabajadores y Empleados al Servicio de la Universidad Autónoma del Estado de México (SUTESUAEM)– es uno de ellos.

No es muy halagüeño el panorama para la próxima rectoría de la UAEMéx.

Por su parte, Alfredo Barrera puede ser un académico bien intencionado (tuve la oportunidad de conocerlo en su faceta estrictamente académica, cuando la entonces Procuraduría General de Justicia de la entidad me invitó como especialista a contribuir en la elaboración del diseño curricular de la licenciatura en seguridad pública, que hoy se oferta en su Unidad de Santiago Tianguistenco), pero creo que le falta la malicia de las logias de “químicos” y “abogados” –o quizá por eso tenga una posibilidad–; pero no cuenta con la unción de algún superior… por lo menos no hasta hoy, hasta donde esta columna sabe.

Por lo pronto, parece ser que la intentona por reformar los términos de la convocatoria para dar cabida a un aspirante “externo” quedó sólo en eso; pero en política, dicen los que saben, no hay derrotas para siempre, y todo puede pasar.

Por lo pronto, el que sigue es el numeral de las bases que causa la cosquilla; su interpretación puede dar mucho de qué hablar en los días siguientes –pero esto supone sólo una apreciación de este escribano–: “Constancia de tener por lo menos cinco años ininterrumpidos de antigüedad de servicios prestados adscrito a la Universidad Autónoma del Estado de México, expedida por la Dirección de Recursos Humanos de la propia Institución”.

Ya con el tren encarrilado a toda marcha, el 23 de febrero de 2017, de 17:00 a 19:00 horas, la Comisión Especial Electoral entregará a cada interesado la constancia de registro de aspirante o, en su caso, la de negación de registro, señalando las condiciones o requisitos que no se cumplieron o satisficieron. Sabremos entonces la decisión real.

El río revuelto no está para una competencia de aspirantes. Ellos lo saben. Los usos y costumbres dictan que será un aspirante único. Si será Barrera debe moverse rápido en esas aguas turbulentas, porque no se aceptará ninguna rebelión. Con la que hubo hace unos años fue suficiente.

Nos leemos en otra semana caótica, cuando quizá, en las páginas de Alfa Diario, se publique: ¡Rector habemus!

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