Se dice que

Las prisiones en el Estado de México siguen siendo un submundo controlado por poderes facticos del crimen. Los autogobiernos mafiosos son la real autoridad. Que alguien adentro muera o viva es la esencia de su poder

Akumal, Quintana Roo.- El turismo extranjero lentamente regresa a esta encantada parte caribeña de México. Las tarifas están a medio precio o menos, los esfuerzos por reactivar esta economía de servicios son enormes. Los visitantes cumplen a su llegada la estrictas normas sanitarias a que obliga la pandemia, pero al segundo día se relajan y andan como si nada. Con todo cuidado, es buen momento de aprovechar las gangas y pasear por el sureste que trata como quizá nunca antes a los visitantes nacionales. El riesgo de venir acá es el mismo que ir al súper o centro comercial. La responsabilidad es individual.

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Las prisiones en el Estado de México siguen siendo un submundo controlado por poderes fácticos del crimen. Los autogobiernos mafiosos son la real autoridad. Que alguien adentro muera o viva es la esencia de su poder. Almoloya de Juárez no es la excepción. Un hombre con la experiencia del subsecretario de Control Penitenciario, Manuel Palma Rangel, lo sabe muy bien. La muerte de Arturo “N” corona su frustrante falta de resultados. En cualquier democracia funcional, ya lo hubieran despedido. Extraño ese silencio que guardan todos, particularmente el de la oposición que se hace como que no ve ni escucha nada.

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Arturo no era el único implicado en asesinato del notario Luis Miranda Cardoso, hay al menos otros tres copartícipes, entre ellos el autor material, de acuerdo con versiones que han salido de la Fiscalía, presuntamente extraídas de la confesional del propio Arturo hoy muerto. El Fiscal, Alejandro Gómez, debe aclarar sin dejar duda alguna, quién mató a Miranda y por qué, pero también qué fue lo que pasó con Arturo en su celda de Almoloya. Si no lo hace, será insostenible como Fiscal de Justicia del Estado de México.

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Parece que en un acto de desesperación para mantener encendida la pequeña flama de esperanza de su reelección, Juan Rodolfo decidió entregar la Secretaría del Ayuntamiento de Toluca a un cartucho quemado del PT. Quizá crea que así ese pequeño partido rémora de MORENA le facilite el registro que necesita por ley. El sentido patrimonialista que tiene Juan Rodolfo de la administración pública es miserable. Por cierto, debería controlar al neandertal que tiene en Comunicación Social –el canguro Aguilar– que los recursos públicos que no se roba, los dilapida en sandeces. él si ya tiene ganada la candidatura… ¡pero a prisión el próximo trienio!

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