¿Luis Miranda es corrupto? Sin duda, su historia lo condena. ¿Caerá algún día en la cárcel? Probablemente, hay mucha evidencia en su contra, pero no será pronto, es diputado federal y primero tendría que ser desaforado. Sigue siendo un hombre poderoso en el Estado de México, tiene mucha gente colocada en puestos claves en la administración pública y la representación popular, pero es claro que acude al principio del fin.
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La mano que roba se puede ocultar, la que gasta no. Luis vive desde hace mas una década como multimillonario. El nivel de vida propio de su esposa e hijos −hecho público por ellos mismos− es inexplicable con su salario en el servicio público, ni con el pago como secretario de Estado, pues su cheque, de poco menos de 200 mil pesos mensuales, alcanzaría apenas para costear uno de los viajes o fiestas de cualquiera de sus herederos.
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Su dinero, el gran volumen −cuentan sus propios amigos−, lo tiene escondido en cuentas en el extranjero, especialmente en Asia y Europa. Son miles de millones de dólares invertidos y guardados de todas las formas posible para evitar su rastreo. Una buena cantidad de esa fortuna, narran algunos de aquellos con quienes suele jugar golf, hacer negocios y emborracharse en Ixtapan de Sal, es dinero de su hermano putativo, el expresidente Peña Nieto. Ni una prueba presentan para sostenerlo, pero esa es la conversación entre ellos mismos. Es un secreto a voces.
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Si con alguien hizo migas fue con el consejero de la presidencia, Humberto Castillejos, pero también con Alberto Bazbaz, Alfredo Castillo, Raúl Cervantes y Alberto Elías. Como abogado se inclinó por ese grupo, por esa tenebra. Luis perdió la apuesta por la gubernatura del Estado de México y para compensarlo le fueron entregadas posiciones en el gabinete, la secretaría General de Gobierno para empezar. Luis también fue uno de los más interesados en que Juan Rodolfo Sánchez regresara a la presidencia de Toluca. Le ayudó en la primera y también en la segunda.
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Cuando se hizo público que se construía una mansión en las Lomas de Chapultepec, decidió volver al Estado de México, apenas terminó el gobierno de Peña, desde entonces vive en una suntuosa residencia en Gran Reserva, Ixtapan de Sal, donde cada vez le cuesta más trabajo encontrar a quien quiera jugar golf o beberse un whisky con él. Exhibido como corrupto en aprietos y perseguido por la 4T, nadie, absolutamente nadie, salió en su defensa. Todos quienes le conocen optaron por el silencio. Está solo.
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Hay quienes se comportan peores que zopilotes, como chacales. * que es como un grupo de verificadores de las áreas de Gobernación, Desarrollo Económico y Obras Públicas, que en contubernio con elementos de la policía municipal extorsionan a comerciantes y empresarios de San Mateo Atenco para dejarlos operar a pesar de las restricciones decretadas por la pandemia de Coronavirus. Las mordidas son 200 y 500 pesos semanales a comerciantes ambulantes y entre 10 mil y 15 mensuales a restaurantes-bares, giros rojos o negros. Alguien debería hacer algo.