Vecinos de Atizapán deben pagar servicio de agua público y privado ante escasez

Desde el 28 de noviembre, el suministro de agua disminuyó en el Valle de México, debido a un recorte en el caudal del Sistema Cutzamala, problemática que se ha recrudecido a raíz de la pandemia

Habitantes del Fraccionamiento Arboledas en el municipio de Atizapán deben pagar hasta 500 pesos a la semana para conseguir agua a través de pipas privadas, esto, debido a la escasez que dificulta las tareas esenciales en el día a día como bañarse, preparar alimentos y mantener medidas de higiene en medio de la pandemia por covid-19.

Además del gasto para pipas, las vecinas y vecinos aseguran que también deben pagar los respectivos recibos de agua, que pueden ir desde los 800 hasta los 1500 pesos por bimestre, según el cobro efectuado desde SAPASA (Servicios de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del municipio).

Desde el pasado 28 de noviembre, el suministro de agua disminuyó en el Valle de México, debido a un recorte en el caudal del Sistema Cutzamala, que abastece Atizapán. Sin embargo, habitantes de este municipio aseguran que la problemática del agua la han padecido desde hace dos años, pero se ha recrudecido desde que inició la pandemia.

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Aunque los cierres al Cutzamala se efectúan tres días a la semana, los inconformes señalan que no reciben el líquido ni un solo día. Incluso, consideran que existe un problema de fondo que las autoridades no han informado todavía.

Para dar a conocer esta situación y exigir a las autoridades una solución, vecinas y vecinos de las calles Tórtolas, Pingüinos, Calandria, Deportes, entre otras colocaron carteles en bardas y puertas de sus casas como una forma de protesta e inconformidad. Las personas afectadas dijeron a este medio que desde años han tenido dificultades con el servicio del agua, sin embargo, la situación no había sido tan grave y difícil como ahora, «y menos en plena pandemia».

Ante la falta de claridad e información de parte de las autoridades, las personas afectadas temen que existan actos de corrupción detrás de la escasez de agua: «Alrededor, todas las colonias tienen agua durante el día, menos Arboledas, lo cual suena muy sospechoso. Muchos pensamos que desvían nuestra agua para otro lado y esto ya es cosa de corrupción», explicó Maricarmen Mandri, vecina afectada.

«Correteando pipas como si fuera la guerra»

A Maricarmen los recibos para el pago de agua le llegan de 1200 pesos por bimestre. Lorena ha tenido que desembolsar hasta 1500 para una pipa durante una urgencia. Y Martha paga entre 1000 y 1500 por el servicio.

Cuando mandan agua, lo hacen un par de días, durante la noche, y es apenas «un hilito», sin presión. Por eso, «estamos correteando pipas como en la guerra». Las pipas gratuitas que manda el gobierno son solo diez para todo el municipio de Atizapán, «y vienen de vez en cuando», acusan.

En diciembre, una avenida se quedó sin agua durante un mes completo, se secó. Las autoridades lo quisieron arreglar con pipas gratuitas desde SAPASA, pero con sus diez unidades no se dieron abasto. «Todo mundo se estaba peleando por las pipas. A uno de los muchachos de las pipas, una persona le cortó cartucho… de ese tamaño es la desesperación de la gente».

«No tenemos agua para lavar la ropa. Y así hemos estado desde hace dos años, pero desde que empezó la pandemia todo empeoró», detallan. «Nos piden que llamemos a SAPASA para pedir pipas, cuando llamamos nos dicen que no hay personal por el semáforo rojo… ni sus luces desde navidad».

«Yo tardé un mes haciendo diario mi reporte para que me llevaran un pipa», denuncia Lorena Villavicencio, habitante de la zona.

Los residentes temen que el desabasto crezca aún más a consecuencia de nuevos fraccionamientos que se construyen en la zona.

Un pozo inexistente

Martha Cuevas, otra vecina afectada, narra que durante una reunión con Esteban Quiroz, director de SAPASA, les dijo que el pozo estaba en Xochimanga, pero cuando fueron a verlo, no encontraron ningún pozo. Solo hallaron un mecanismo de válvulas que controlan el abastecimiento para otras zonas. Allí «nos dijeron que nuestro pozo estaba en otro lado, fuimos para allá y también negaron que el pozo de ese sitio fuera nuestro».

Las personas afectadas aseguran que han solicitado la atención de la presidenta municipal Ruth Olvera, sin que hasta ahora les brinde una respuesta.

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